Uno de los problemas más importantes y difíciles para conocer la situación real de la infección por el Covid 19, ha sido obtener una información objetiva y real de su magnitud y saber interpretarla.
La confusión inicial fue debida a que cada Comunidad entregaba los datos sin criterios unificados, respecto a casos nuevos a contabilizar (test de LCR positivos, añadiendo test de Anticuerpos IgG positivos al comienzo, actualmente no se contabilizan). En cuanto a los ingresos hospitalarios y en las UCIs, hay Comunidades como la de Madrid que todavía siguen dando datos acumulativos, en lugar de actualizar cada día los pacientes ingresados, indicando los nuevos ingresos y las altas dadas. La confusión se ha mantenido incluso en el número de fallecidos que requerían una disponibilidad de test de PCR positivo, para incluirlo en la estadística de mortalidad. Esto fue especialmente relevante en las residencias de ancianos donde hubo una mortalidad añadida muy importante no contabilizada, al no haberse efectuado los test de confirmación diagnóstica antes del fallecimiento.
Cada día nos dicen el número de contagios nuevos obtenidos por el test de PCR positivo, sin indicar nunca el número de test realizados, con lo cual no podemos conocer el porcentaje de positivos real. Tampoco indican a qué grupo de la población se les ha realizado. Otro aspecto necesario sería saber, de los casos positivos, cuántos están asintomáticos, cuántos tienen la enfermedad y cuántos han precisado ingreso hospitalario.
También nos han dado información errónea respecto al número de tests realizados. Actualmente dicen que están haciendo diariamente 70.000 PCR a nivel nacional, sin separar los que realiza cada Comunidad (hace 2 semanas dijeron que habian llegado a 100.000), pero de todas maneras si los positivos actuales son menos de mil (ayer 604), quiere decir que sólo el 1% de los test realizados ha dado positivo y el 99% negativo.
Otro aspecto necesario para conocer la realidad es a qué tipo de población se le está realizado el test. Al parecer, con toda lógica desde el comienzo está siendo a la población de riesgo (pacientes que acuden a Urgencias con síntomas compatibles con la enfermedad, a profesionales sanitarios, a trabajadores en ámbito hospitalario y en residencias de ancianos, y a colectivos civiles y militares que han colaborado en el control de la pandemia).
Si la población de riesgo da un 1% de PCR positivos y un 2% en los test de anticuerpos, quiere decir que la inmensa mayoría de la población sería negativa si se le realizase test.
Algo que ha llamado poderosamente la atención, en comparación con otros países y que habla de los escasos recursos de protección disponibles en los Sistemas de Salud de las distintas Comunidades, es el alto número de sanitarios contagiados, hasta 44.000, cerca de un 20% del total registrado, y más de un 20% aquí en Andalucía. Sin embargo, también sería conveniente conocer cuántos han estado asintomáticos, cuántos han requerido ingreso hospitalario, y cuántos han fallecido (afortunadamente pocos, alrededor de 40), una cifra que no concuerda con el 10% de fallecimientos de la población general.
Otra referencia que nos dan a diario es el número de curados, sin especificar si son curaciones clínicas (pacientes dados de alta por mejoría, desaparición de los síntomas que motivaron el ingreso en el hospital o en su seguimiento domiciliario) o curaciones biológicas, que además de la curación clínica necesitarían una negatividad al test PCR, y un test de anticuerpos IgG positivo.
Con todos estos datos, cuál es la situación de inmunidad de la población?… La semana próxima posiblemente nos den las primeras estimaciones en el estudio que se está realizando a nivel nacional en unas 30.000 familias de manera aleatoria con test de anticuerpos, pero, con los datos disponibles hasta el momento, posiblemente sea alrededor del 1 o el 2%, lo cual quiere decir que, después de la violenta irrupción del virus con sus enormes estragos en forma de pérdida de vidas humanas, destrozo económico y cambio profundo en nuestras vidas, tan sólo ha afectado a grupos poblacionales determinados, con focos muy activos y nocivos en Madrid, Cataluña, País Vasco, las dos Castillas, y, en Andalucía, Málaga y Granada han sido las más afectadas, pero la gran mayoría de la población no ha adquirido inmunización frente a futuros brotes, lo que nos obligará a estar en permanente alerta… hasta que aparezca la ansiada vacuna!!!… o se disponga de algún tratamiento eficaz que permita disminuir la insoportable mortalidad de los casos más graves.
Es evidente que el virus, en el momento actual, ha remitido en su virulencia y parece comportarse en este sentido como un virus gripal estacional, pero no nos permite bajar la guardia, con lo cual tendremos que habituarnos a convivir con las nuevas medidas que los «expertos» vayan adoptando en cada momento.
Cuál podría ser la «nueva normalidad?…
En adelante será necesario que estemos concienciados y usemos mascarilla higiénica o quirúrgica, o pantalla facial en los desplazamientos y transportes públicos. La mascarilla es fundamental para que yo no contagie a los demás, y los demás deben llevar mascarilla para no contagiarme a mí.
Tendremos que mantener el distanciamiento social, beneficioso para los casos de halitosis, aunque los 2 metros sea una exageración imposible de cumplir.
Deberemos acudir a nuestro Centro de Salud cuando tengamos los primeros síntomas ya conocidos de fiebre, tos, malestar general, etc, en donde se supone habrá medios para poder realizar una PCR cuyos resultados se deberían conocer en unas horas, con el fin de aislar o ingresar al paciente en su caso y poner en marcha el protocolo epidemiológico de búsqueda de posibles contactos, con la idea de erradicar de inmediato cualquier foco de contagio, siguiendo una táctica similar a la que se realiza en la prevención de incendios «para evitar que arda el bosque».
Finalmente cuando hayamos acudido a alguna reunión en grupo, entrado en locales cerrados, restaurantes, visto algún espectáculo, o paseado en zonas concurridas, una medida preventiva eficaz puede ser hacer una desinfección orofaríngea al retornar a casa o antes de irse a la cama, con enjuagues, gárgaras e ingestión (si no se es abstemio) de una bebida espirituosa, whisky, coñac, ron o similar. Estos enjuagues también pueden ser útiles en las fases iniciales de la infección, 2 o 3 veces al día (en estos casos mejor expulsarlo, en lugar de ingerirlo, «para evitar otros riesgos»).
Con todo ello conseguiremos al final la derrota del «enemigo invisible», y saldremos fortalecidos a nivel personal, familiar y como sociedad, por muchos «agoreros» que se nos crucen en el camino.